Pudimos hablar con los chicos sobre las diferentes formas de jugar y cómo se sintieron en cada uno de ellos y cómo se reflejan en la vida cotidiana. En el primer juego el menos hábil en recibir la pelota quedaba eliminado y se sentaba. Con lo cual, al final, quedaban algunos jugando y el resto mirando. Al compartir las sensaciones varios dijeron que se aburrieron, que les dio bronca, etc. Pero en los juegos cooperativos todos se divirtieron y se alegraban cuando lograban resolver el desafío entre todos, tenían que ayudarse y al compartir las sensaciones salieron palabras como compañerismo, solidaridad, ponerse de acuerdo, etc. Y ese era el punto al que queríamos llegar. Cuántas veces en la vida vamos compitiendo por ser el mejor o ganarle a otros, y qué pocas veces hay desafíos que se plantean grupalmente y todos debemos colaborar para que se logre. Contamos entonces algunas experiencias de cooperativas de trabajo y de grupos autogestivos en donde todos tienen voz y voto, y expresamos que es cuestión de generar esos espacios en donde la alegría es compartida porque ganamos todos.
Les contamos cómo se juega al juego cooperativo que llamamos "patas". El nombre viene a partir de que cuando lo conocimos, en Puerto Pibes, el material sobre el que se hacía eran unas patas enormes de goma eva. Pero también se pueden usar telas, o como en este caso, colchonetas. Se le pide a todo el grupo que suba a una colchoneta y se le da una extra. Tienen que atravesar el salón solamente pisando las mismas, no pueden pisar el suelo. La forma de resolución más habitual consiste en pararse todos en la colchoneta 1 y pasar la colchoneta 2 por arriba, colocándola delante, pasar todos hacia la colchoneta 2 y luego poner la 1 adelante, y así ir avanzando.
Las veces que lo hemos hecho con telas, a los chicos se les ocurre otra forma de resolución porque el material lo permite: todos van arrastrando los pies coordinadamente para que la tela, y todos arriba, avancen.
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