Escuela de la costa
Nos invitaron a participar de una clase en la Escuela de la Costa, una escuela privada que trabaja bastante lo artístico. Estaban trabajando la identidad. Así que planificamos 3 juegos para hacer con ellos: memotest de características, el cartero y dar vuelta la tela. Así, por un lado los identificaban las cosas que varios tenían en común, cosas que eran únicas de cada uno y desafíos grupales que todos debían resolver. Cerramos charlando acerca de eso. El de dar vuelta la tela no se pudo lograr porque eran muchos. Y eso también hizo reflexionar al grupo. Nos invitaron a almorzar y nos regalaron un juego.
Escuela de Pujol 2.
La bibliotecaria, que participó del taller de recursos lúdicos, nos invitó a realizar una jornada de juegos en su escuela (pública, lindante con un asentamiento). Fuimos a conocer a la directora y diagramamos cómo íbamos a trabajar con los grados. Nos dijeron que algunos eran muy terribles, que había mucha agresión, que otros no hablaban castellano, porque venían de Bolivia, del campo, y sólo hablaban quechua y también había algunos mapuches. Eran muchos chicos así que dividimos por grados. Al llegar tres primeros grados juntos, hicimos una ronda y todos quedaron en silencio absoluto. Nunca vimos una cosa así. Eran como 100 pibes que no emitían ni un sonido. Sentimos que había mucho respeto pero también sumisión, cosa que no nos gustó demasiado. Pero bueno, trabajamos muy bien y muy tranquilos. Hicimos diferentes con los 4 grupos que tuvimos y la pasamos muy bien. Las maestras casi ni participaban a pesar de la insistencia. Los chicos eran bastante agresivos entre ellos porque estaban acostumbrados a pegarse, empujarse, etc. Creemos que para generar un cambio de actitud ahí es importante la intervención de los adultos y sin vocación es imposible.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Dos Escuelas de Madryn bien distintas
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